LA HISTORIA DE SAN JERONIMO EN NUESTRO PUEBLO HUANDACAREO

San Jerónimo, en nuestra comunidad de Huandacareo, se identifica como “El Santo patrono de la población”, por hechos históricos que lo ubican como la imagen católica que fue encontrada aquí. Más haciendo un poco de historia desde los tiempos en que nuestro Huandacareo estaba habitado por los antiguos purépechas, en el centro ceremonial edificado para Curicaveri, (en la zona arqueológica de nombre la Nopalera), arribaron los frailes españoles a nuestras tierras con la finalidad de comenzar su encomienda de evangelizar las poblaciones, sin duda una tarea titánica de Vasco de Quiroga, quien era conocido como “Tata Vasco” y los diversos grupos de frailes que le ayudaban en ésta labor.

Remontándonos a los hechos del santo patrono en nuestro pueblo, efectivamente fue encontrado como lo relatan las crónicas del ayer, en una “cueva” en el cerro, y misma imagen que se encontraba custodiada por un tigre y asediada por diversos chacales.

¿Pero cómo llego la imagen del santo a estar en esa cueva? El hecho se remonta al primer intento de evangelización en nuestro pueblo purépecha, por parte de Fray Francisco de Villafuerte, en el año de 1550, quien en su labor espiritual y recorriendo la tarea de sembrar fe cristiana, se dio a la búsqueda de lugareños y nativos en las cercanías de Cuitzeo, (población que ya había vivido el procesos de la evangelización), todos esos pequeños lugares en las inmediaciones de lo que en su momento fue la laguna de Cuitzeo (recordemos que sus límites naturales se encontraban en lo que hoy es la carretera Cuitzeo – Huandacareo), es importante mencionar que los nativos y lugareños estaban reacios a cualquier rostro y presencia desconocida, pues los encuentros de los conquistadores en nuestro icónico Michoacán, marcaban un paisaje de sangre con la muerte del ultimo Cazonci: Tangaxoan II.

Narra la crónica del ayer, que, en una de sus travesías, fray Francisco de Villafuerte, caminando más de dos leguas al poniente de Cuitzeo, se hizo acompañar de nativos y camino a paso seguido llego a un campo baldío, en el cual poco a poco se sumaban algunos nativos al notar su presencia, el fraile prosiguió a hacer el llamado con una chirimía y tocó unas hermosas notas que provocaron que rápidamente se congregaran más naturales y nativos del lugar, ahí en ese lote baldío (lugar que actualmente ocupa al atrio parroquial), donde se encontraba el fraile) comenzó a predicar la palabra de Dios.

Cabe mencionar que el fraile Francisco de Villafuerte, dominaba el idioma Purépecha, y comenzó a predicar catequesis en el idioma de los naturales, mismos que minutos después pudieron apreciar que los acompañantes del fraile Francisco, desenvolvían de entre unos telares de manta, la hermosa imagen de nuestro Santo patrono San Jerónimo.

Más la tarea de fray Francisco de Villafuerte fue interrumpida por un sacerdote guerrero de la cultura Purépecha, quien, encolerizado con el fraile de Villafuerte y con sus acompañantes, le desafío de tal manera grotesca que no tuvieron otra opción que retirarse del lugar mencionado, pues el ataque de aquel sacerdote guerrero era inminente. El fraile y su grupo que le acompañaba tenían que regresar a Cuitzeo para resguardarse, pero llevando el fraile Francisco en mente y alma que buscaría un mejor momento para regresar a ese lugar y predicar la palabra de Dios. Un acto inteligente y de gran estrategia, fue que el fraile dejo la imagen de San Jerónimo, misma que los nativos tomaron como ofrenda del triunfo obtenido al hacerlos retirarse del lugar, sin identificar que fue estrategia del Fraile de Villafuerte para ir adentrándose en su labor evangelizadora, posteriormente el guerrero purépecha, oculto esa imagen dentro de una cueva, en las cercanías del lugar donde los nativos purépechas habitaban y que hoy sabemos en nuestra historia que la imagen de San Jerónimo, fue encontrada en la cueva que fue escondida, misma que estaba custodiada por un tigre que defendía la imagen de los animales que lo querían atacar, diversos chacales, “lobos”, “coyotes”, entre otros animales de ataque y rapiña.

La tradición de la población marca que la imagen fue traída a lo que hoy es el pueblo, pues antes nuestro Huandacareo, no se localizaba en las inmediaciones de las orillas del lago, sino en el cerro, lo que identificamos como pueblo viejo, entre los cerros del Jaripal y la Calandria.

Esta tradición en su historia nos remonta a una danza que es producto del sincretismo entre la evangelización y el culto de los nativos a “Curivaceri”, el gran sol o gran quemador de los purépechas, en el cual con rostros llenos de tizne, producto de las enormes fogatas que le tenían siempre encendidas, con coronas hechas de flores del temporal, misma danza que fue enriquecida con machetes de madera para simular ataques al tigre y poder llegar hasta la imagen, coreografías acompañadas de música de una flauta y acordes de notas que emanan de un tambor, para organizar a los chacales y poder atacar la imagen, siempre custodiada por el tigre. (es importante reconozcamos que no es la “danza de los tigres”, pues es solo un tigre, los danzantes son “chacales”, más la voz populi ha insistido en un nombramiento equivoco.) Es meritorio mencionar que los nativos del ayer, nuestros bisabuelos y abuelos, no nos dejaran mentir, que incluso versábamos un conocido término “Ujuli Chaca”, haciendo mofa de que los chacales no lograrían dañar la imagen del santo patrono san Jerónimo). “Es importante nos demos a la tarea y se rescate esta danza sin tergiversar los datos históricos que la crearon”. ICHT.

La festividad cuenta en su tradcion y costumbre el recorrido y visita de la imagen a las diversas comunidades que integran la parroquia de la población y el día 28 de septiembre de cada año, se vela la sagrada imagen en una capilla que fue edificada en el cerro, para recordarnos un poco el lugar donde fue encontrada la imagen, se realiza un paseo, se celebra misa, se hace convivencia familiar, se queman cuetes, “enchorizados” (conjunto de cuetes que a manera de telar colgante tipo cortina, que detonan casi al unísono con enorme, fuerza) se entonan diversos canticos por los coros de la región, también se hacen acompañamientos musicales, con notas de viento y sin faltar la tradicional danza al Santo Patrono, con cantidad variada de chacales de máscaras negras, machetes de madera y con ornatos de flores de campo, y siempre la imagen custodiada por el danzante “tigre” ataviado con un telar que asemeja la piel del felino, y que esta tradición y costumbre se encuentra resaltada entre diversas muestras de fe, agradecimiento, cuelgas de diversos materiales como flores, listones, galletas, dulces, bombones, pan, el olor inconfundible del copal, el aroma de la santa María (tagetes lucida) y el cempasúchil (tagetes erecta), representante del sol, y sumados los ornatos diversos, en algunas ocasiones hasta con un palo encebado. Toda la festividad entre colores blancos, amarillos y dorados y cantidades diversas de familias que con alegría muestran la gastronomía lugareña, entre los que destacan los ricos y deliciosos pares de chile y carne.

 

El día 29 de septiembre, se continua la celebración, acto continuo de la velación de la imagen, se realiza una alborada, se celebra nuevamente un paseo, se congregan las familias y se celebra misa, quema de cuetes y “enchorizados”, coros, la danza, se acostumbra a pasear en el arroyo, algunos a pie, otros a caballo, los alimentos más típicos y que nos identifican como Huandacarences son los riquísimos “PARES DE CHILE”, son un encuentro de dos tortillas, que en su interior pueden contener diversos guisos, dentro de los más icónicos, carne de puerco en chile, chorizo en chile, chile con queso y frijoles, entre otras variantes más. Algunas familias acostumbran la tradicional chivada de elotes, el consumo de uchepos y la bebida de agua ardiente.

Después de bajar la sagrada imagen del cerro el mismo día 29 de septiembre, se traslada en el transcurso del día, a las inmediaciones del arroyo “el colorado”, donde se continua la convivencia familiar, las celebraciones eucarísticas, la danza que hace conecte directo con nuestras vibras más internas y en ese acompañamiento de flauta y tambor, latiendo al unísono nuestro corazón y que hace volcar nuestros sentimientos, enorgulleciéndonos y sentirnos jactantes oriundos de Huandacareo, y que se mantienen las mismas características del ornato , súchiles, colores amarillo, blanco y dorado, música de viento y la tradicional subida al palo encebado. (poste de madera que, empapado de cebo de cerdo, contiene en su punto más alto cañas de maíz y una diversidad de premios, ropa, alimentos, calzado e incluso dinero, en sus ayeres contenía incluso cuetes).

Ésta fecha también tiene una identificación directa que es conocida como “la bajada”, pues en una fecha del 29 de septiembre, los nativos lugareños deciden edificar y crear un nuevo Huandacareo, producto de la evangelización con las nuevas normas de la fe católica, los nativos traen consigo la sagrada imagen de san Jerónimo. (en esta fecha en particular, se debería de usar en los danzantes, los trastos, ropa, muebles de casa, etc., que se usa en otra ocasión, de manera equivoca, pues la fecha de “la bajada” es el día 29 de septiembre y todos esos aditamentos en los danzantes asemejan el cambio y muda de casa.

 

El día 30 de septiembre, dentro de la festividad del santo Patrono San Jerónimo, se celebra con alborada, mañanitas, celebración de diversas misas con autoridades eclesiásticas de la arquidiócesis, celebración de primeras comuniones, confirmaciones, quema de cuetes, “enchorizados”, acompañamientos musicales, coros, cuelgas, ornatos, muestras de fe y agradecimiento por los milagros recibidos, procesión, quema de castillo, verbena popular, kermes, baile, etc. y sin faltar la tradicional danza que la identifican como los “tigres”.

Con anterioridad se realizaba de manera diaria la visita de la imagen a los diversos hogares de los oriundos de Huandacareo, para así pagar una promesa o manda por un favor o milagro recibido, una noche anterior se recorrían las calles por donde la imagen pasará el día siguiente para que la gente reciba un “Súchil” (pequeño ramo de flores de campo entre las que destaca la Santa María), que entregara al día posterior, con una limosna, cuelga, etc. (que la persona que lo recibió determine).

En la casa que la imagen visita al día siguiente, se elabora una capilla a gusto de interpretación libre (sin faltar a la esencia de la costumbre y tradición), se adorna el piso con flor de campo y flor de Santa María, se celebra misa, y a los asistentes se les brinda alimentación que va desde un guisado hasta las tradicionales carnitas. Durante todo el día, se danzan los diversos sones a la imagen, se realizan los tradicionales “Cofrados”, acto que lleva a tener unos padrinos ante la bendición de la sagrada Imagen de san Jerónimo, que entre lazados por listones de color amarillo y blanco, culmina con una muestra de simpatía entre los nuevos cofrados, la danza de los “sones” por parte de los adultos, y de quien guste participar, que con unos toques de notas musicales muy particulares, la colocación de un sombrero, se baila a interpretación personal y libre frente a la imagen. Por la tarde noche, se regresa la imagen del santo patrono a su iglesia, recorriendo las calles de la población, y culminando el día con un repique de campanas, baile de diversos sones en la danza y la bendición del párroco, para así mismo vivirlo día a día, hasta que la gente que tiene una manda que pagar o gusto personal con autorización del párroco, se dé permiso.

Es importante mencionar, que aparte del párroco de la iglesia, la imagen del santo patrono San Jerónimo, en nuestra población, cuenta también con un grupo de mayordomía, que se encargan de su cuidado y preservación de la tradición, y que también junto a diversos párrocos que han estado en la población y los propios lugareños y participación de los hermanos migrantes, se cuenta con la tarea de edificar una capilla en el barrio o colonia de la Nopalera.

Datos importantes: No olvidemos que la sagrada imagen cuenta con una réplica, que es la misma que hoy visita los diversos hogares y pasea bendiciendo nuestras calles, elaborada por el fallecido escultor: Luis Ferreira.

La imagen del santo Patrono, en su tradición se sumó a llevar en ciertas ocasiones en su vestimenta, “un sombrero”, esto se debe a que en cierta ocasión, trabajadores de la trenza en nuestra población le elaboraron un pequeño sombrero y que la gente, mayordomía y párroco, tomaron a bien como identificación de parte de los originarios de esta bella población purépecha, pues recordemos que parte de la economía en nuestra población, se debió a la actividad de la elaboración de los sombreros de trenza y que se encuentra bien identificado en el escudo del pueblo.

Sin olvidar que, en uno de los sones finales al entregar la imagen a la iglesia, el personaje del tigre suele ser violentado por los chacales, asemejando lo que ocurrió en sus ayeres con el tigre que custodiaba la imagen, mismo que se negaba a separarse de la imagen de nuestro santo patrono san Jerónimo, y al no saber qué hacer con el felino, terminaron por violentarlo y matarlo.

Es una tradición meramente Huandacarence, que inicia desde la infancia, permitiendo la participación de los niños y niñas, la juventud y la gente adulta, que ya en diversas ocasiones se ha permitido la ejecución de la propia danza por parte de mujeres.

Hoy por hoy, nuestra parroquia es distinguida por el nombre de “Parroquia de San Jerónimo”, misma que comprende a diversas iglesias del mismo territorio de nuestro Huandacareo y todos sus fieles, en la que el desarrollo y guía de su pastoral, su catequesis y labor eclesiástica, es un trabajo conferido por las autoridades del arquidiócesis, a un párroco titular, gran labor que hoy tiene en manos el padre RUBEN HERNANDEZ COLIN.

Hoy su suma a esta hermosa tradición, que no altera ni tergiversa la costumbre, el adornar cada hogar en su exterior con imágenes del Santo Patrono y ornatos diversos en colores amarillos, blancos, dorados e inclusos plateados.

Sin lugar a dudas, una bella tradición y costumbre de nuestro lugar de discursos que nos remonta a paisajes de nuestro ayer, a los relatos de nuestros abuelos, y que donde nos encontremos, al escuchar directamente el audio inconfundible de la flauta y tambor, hace que nuestra mente viaje a éste pequeño rincón de Michoacán de origen purépecha y que nuestros pies se muevan al ritmo de los sones y que vengan imágenes a nuestra mente de los deliciosos pares con chile, cuelgas, olor a copal y santa María y un Santo que es querido por toda su población.

 

¡VIVAN LAS TRADICIONES DE NUESTRO SANTO PATRONO SAN JERONIMO!

¡VIVA LA PARROQUIA DE HUANDACAREO!

 

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